Volaba esta insigne virgen con vigorosos alientos por la dilatada esposa de la perfección; y habiendo fallecido el año de mil seiscientos y once la Madre Sor Isabel del la Corona, primera Abadesa, y Fundadora de aquel Monasterio ( se trata de un error, puesto que la primera abadesa del convento, y por tanto fundadora del mismo, fue sor Juana de la Magdalena), cuyas compañeras se restituyereon a su Convento de Sevilla, puso la Comunidad los ojos en Sor María de Santa Clara, para elegirla por Prelada. Sobrabanle las predas, y virtudes para ejercer el oficio, más le faltaban años para el ministerio de Abadesa, por tener solos ventisiete para ejercer el oficio, y fue nombrada Presidenta en el de mil seiscientos y once; y en el mil seiscientos y trece la eligieron con toda solemnidad, y común aclamación en el oficio de Abadesa, que ejerció por espacio de once años. Después a costa de muchos ruegos consiguió la eximieren de la Prelacía, y restituida al estado de súbdita, lo fue con tal rendimiento, que se conservaba en el paraje de Novicia.

 

Aplicose la V. Abadesa al gobierno de su Comunidad, para que permanecieren las Regulares observancias, escribió unas Constituciones muy estrechas, que sirvieren de fuerte muro para la custodia de la Regla. En la disposicón de estos Estatutos manifestó esta insigne Prelada la valentía de su genio, su grande talento, prudencia, y celo de la Religión, dando a entender, que no solo tenía valor para observar leyes, sino también espíritu promulgarlas. De su Prelacia en Estepa se numeran hazañas memorables, y referiré algunas, que no padecieron la injuria del olvido.

DESPACHO DE LA MADRE ABADESA

 

Fundose aquel Convento en la jurisdicción de la Religión Serafica, y pertenece a la Provincia de la Andalucía de la Regular Observancia de N.Padre San Francisco. Aviase planteado en la Villa de Estepa el Convento de nuestra Señora de Gracia, de Religiosos Recoletos de la misma Provincia, en cuya cercanía gozaban las Religiosas frecuentes asistencias con conocidas mejoras de sus espirituales progresos.

 

Retardabase mucho la perfección de la Fábrica del Convento de los Religiosos, y también se discurría algo separado del comercio de los demás Conventos de la Provincia, y por esta causa resolvió el Provincial extinguirlo, y de hecho vino a Estepa con ánimo de demoler su interina fábrica, y retirar los Religiosos, borrando la memoria de aquella Fundación. Así lo hubiera ejecutado, a no hallar poderosa resistencia en la insigne Prelada, que media las creces de su convento, por los aumentos del de los religiosos, y recelaba en esta amenazada desolación los atrasos de su familia. Discurrió prudente, que el espiritual consuelo de sus Religiosas consistía en tener tan inmediato un Reformado Convento; cuyos Religiosos le habían de servir de nuevo presidio para la espiritual defensa con el ejemplo y dirección. También reconoció, que aunque se les diese  un Vicario, y otro algún Confesor, esto no podía equivaler a las asistencias, y buenos oficios; que recibían sus Religiosas de una Comunidad tan reformada. Con este conocimiento determinó oponerse a la resolución del Provincial, y lo ejecutó, no con las animosidades de Señora, sino con los rendimientos de Súbdita.

 

Valiose de los ruegos, y lágrimas que es la más poderosa munición de las mujeres, y rindió los ardimientos del Provincial. Ofreció conseguir con el Marqués de Estepa su Padre acabase la Fábrica del Convento de los Religiosos, de que era Patrono, por ser esta suspensión el principal motivo, que azotaba los ánimos, para que el Convento se desvaneciese. Con este convenio se quedaron en Estepa los Religiosos y la Venerable Abadesa empeñó toda su autoridad, y esfuerzo, para cumplir lo que había pactado. Consiguió de los Marqueses, que sin dilación costeasen la Fábrica: Constituyose Depositaria de las limosnas, solició otras muchas por varios medios, y de las de su Comunidad, cedió gruesas cantidades , y muchas alhajas de Sacristía, y menaje para las oficinas, de forma, que muy en breve se hallaron los Religiosos con Convento, no solo en perfecta fábrica, sino también alhajado, y provisto de todo lo necesario para su mayor conveniencia.

VISTA AEREA DE LOS CONVENTOS DE SAN FRANCISCO Y SANTA CLARA DE ESTEPA

 

Por este medio aseguraron las Religiosas la asistencia espiritual de tan celosos Ministros, debiéndose todo a la eficacia de la V. Abadesa. No se contento su celoso ardimiento con proveer su Comunidad de espirituales mejoras en el Regular comercio con tan Religiosos Asistentes, sino que esforzó a asegurarlas. Suelen las temporales dependencias atrasar los interiores progresos, y discurrió la prudente Abadesa que las dos Comunidades, para que en los espirituales tuvieren unidas, necesitaba de hallarse en lo temporal muy separadas. Para este efecto hizo unos pactos, o convenciones, en que sus Religiosas quedasen totalmente exentas de asistencias materiales en orden al Convento de Religiosos de modo, que en ninguna ocasión de enfermos, huéspedes, o festividades pudiesen recurrir al trabajo de las Monjas, o a las alhajas de su Monasterio para proveer su Comunidad de las especies, que necesitase; si no que sólo en lo espiritual se mantuviesen la correspondencia. Presentó el memorial de estos convenios en el Definitorio de la Provincia, donde fueron muy celebrados, y se decretó su puntual observancia y el Provincial dio sus letras patentes, para que se establecieren, y en efecto se guarda con admirable unión, y paz de las Comunidades. Para que nunca se discurriese, que estas diligencias se dirigían a asegurar espirituales emolumentos en la asistencia de los Religiosos, y negarles los temporales en la conveniente correspondencia, asignó la Venerable Abadesa limosna anual competente, que siendo de alguna utilidad a los Religiosos, fuese también desahogo de su generoso ánimo, y afirmase la estabilidad de las importantes convenciones, en que aseguraba su mayor quietud, y retiro.

 

Siendo abadesa la V.M. en el Convento de Estepa, se comenzó a plantear de las Religiosas Clarisas de Granada, que comúnmente llaman Capuchinas. Eran las Fundadoras unas virtuosas Matronas, que habiendo vivido en el estado de Beatas, deseosas de mayor perfección, quisieron hacer tránsito al de Religiosas. Como no se habían criado en Claustros Regulares, no hacertaban a dar a la nueva Fundación aquel subido punto, en que debe zanjarse una Reformada Familia, y recurrieron al Convento de Estepa pidiendo Religiosas para Directoras de los Regulares ejercicios.

CORO BAJO

 

Para este efecto nombraron los Prelados a la V. Madre Sor María de Santa Clara, la cual admitió el nuevo cargo pero no pudo conseguirse con su Padre el Marqués de Estepa permitiese la ejecución. Sacrificó la Sierva de Dios los deseos, y ya que por su persona no podía ejecutar esta empresa, eligió de su Comunidad cuatro Religiosas de valeroso celo, las cuales refundaron el Convento de Madres Capuchinas de Granada, zanjándolo en la admirable Reforma, y excelente punto de perfección, en que hoy se halla, que es uno de los más célebres Monasterios de las Andalucías.